3.9.10

“FUEGO”, UN POEMA INÉDITO DE CROMWELL CASTILLO CABREJOS


Mi amigo Cromwell Castillo, uno de los más destacados poetas del norte del país, me manda este poema inédito de su nuevo libro, aún en proceso de escritura, Cuatro imperios o estética de las revelaciones. Les dejo para que lo disfruten.


FUEGO

A los amigos poetas Armando Arteaga y José Briceño Berrú


2

Fuera de la ciudad
tu ojo no puede devorar el Fuego de las revelaciones.

Todo testimonio de luz
reverbera en la niebla deseoso cántico
donde ruinosas estaciones te columpian secretamente.

El precipicio es indivisible. El férvido imperio
enraíza en el cuerpo su danza
para una nueva alteración.

Todo círculo trazado en tu ojo se remonta al vértigo.

Entonces la genética del Fuego se advierte
en esa virtud de no amar
el universo de las flores bellas.

Niega la artificialeza del sueño insuficiente.
Ruptura la falsedad en esta fracción de tierra posible.

Bajo el filo de tu pregunta fundamental
he lanzado una inminente botella al camino.
Dentro de ella trozos de papel son pugna
y desenlace:

El nuevo fulgor contenido
irá convirtiendo en magma
perenne
lo indecible.


4

Afuera,
la ignición de la hoja en blanco es incesante.

La ceniza nos hace irremediable naufragio.

Peregrina dentro
como lenguaje que dispone los vacíos.

No sueña su Fuego:
Lo es eterno
en la anunciación de la próxima muerte.

Es Fuego aprehendido.


7

Llegar a la luz elemental.
Llegar a la orilla donde arena húmeda
sostiene nuestra incertidumbre.

La ventaja de emigrar al Fuego
es no prescindir del ruido de sí mismo.

En medio de nosotros, la fogata
fragmenta la oscuridad inicial
y entiniebla los rumores del agua colindante.

La respuesta es superficie iluminada:
No temamos al origen de la piedra.

La más reciente manifestación de tragedia
ahora es gozo y mística de resistencia.

El viaje al Fuego es un conocimiento radical y llano.

Aunque variable y sonoro es el mensaje del agua
las llamas han alcanzado elevación de cántico silvestre.

Nuestra condena no es ligereza natural,
es sonido voraz que la vida debe decir para siempre.

Desde aquí hemos merecido los giros del propio ruido.

En el día nuevo, todo mensaje es un desplome:
La espaciosa agua no pudo llevarse nada.

Hay brasa y ceniza en todo intento de Fuego:
Todo está intacto.

Es que somos nada.


9

No.
El Fuego no es el signo de morir con importancia.
Es resistirse
bajo la hoguera del sol latente
y celebrar la sombra.

Entonces prepara para la noche la sangre
de heredados rituales
si el delirio cobra de sí su último aullido transparente.

Las calles son una revolución discreta y profunda.
Dentro de nosotros
también la consecuencia define el orden y el dominio.

Ama la ciudad,
ámala guardián en su abundancia
y busca lo imposible: Florece en el cemento.

Arrójate al designio de agrietar los labios
sin importar el lenguaje monótono del nuevo día.

Ensaya viejas laceraciones cuando despiertes:
Saber bifurcar los miedos es punzar el sueño
de los que abrevian la angustia impunemente.

Por eso
coge tu abismo y calla tu Fuego.
Es mejor atravesar las horas contenidas
con la magia mortal de una pregunta ardiente.


* Cromwell Castillo Cabrejos (Motupe-Lambayeque, 1981). Ex miembro fundador del Grupo Literario Signos. Es artista plástico y diseñador gráfico. Ha obtenido algunos premios literarios. Ha publicado Agua y Transfiguración o el sonido en SIGNOS (Tiro de Gracia Editores, Chiclayo, 2007) y ¿Dónde acaso es camino? en DEMOLICIÓN DE LOS REINOS (Sol Negro Editores, Lima, 2010). Trabajos suyos aparecen publicados en revistas físicas y virtuales de Perú, Venezuela, Chile, Argentina, México, Estados Unidos, España y Francia. Dirige la bitácora Gambito de rey. E-mail: cromwellpierre@hotmail.com. Más poemas de Cromwell aquí.

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