30.4.10

QUINTO LANZAMIENTO INTERNACIONAL DE CASCAHUESOS EDITORES: “FUNDACIÓN DE LA NIEBLA” DE ERNESTO CARRIÓN


Nos complace informarles que ya se encuentra en prensa el nuevo libro de uno de los poetas más sorprendentes, radicales y a la vez lúcidos que ha aparecido en Latinoamérica a inicios de este siglo; se trata de Fundación de la niebla del poeta ecuatoriano Ernesto Carrión. Este nuevo libro, de aproximadamente 80 páginas y cuya escritura se realizó alrededor del año 2007, viene acompañado de dos sendos prólogos de los destacados escritores Fernando Balseca de Ecuador y Julio Hubard de México.


Sobre el libro:

«Fundación de la niebla es un libro necesario para recordarnos nuestras divisiones internas, nuestras roturas, las voces que nos habitan y que nos descontrolan, pero sobre todo para sentir que la condición humana es algo que día a día, en el acto de asumir la palabra, se va concretando en medio de dubitaciones, pasiones e instantes de sosiego. La poesía serena y directa —sin rodeos— de Ernesto Carrión nos trae el mensaje de nuestra singularidad en la diversidad de los escenarios por los que transitamos, en los que impera la sensación de oquedad, orfandad y finitud. La poesía es autosuficiente: es inicio y fin de algo, es fundante, es constituyente de humanidad. La de Carrión nos prepara para la vida plena de sentido. Y también para afrontar la nada en que existimos. Pero, al nombrar el vacío, nos da ánimo para ahuyentarlo por un momento» ha dicho Fernando Balseca.

«Carrión es el resultado de una escritura que lo va inventando; es una búsqueda genésica que se quiere más real que aquella parcela de sensatez que solemos llamar yo. Por eso se vuelve preciso no dejar de escribir, no ceder el espacio a una silenciosa nada ni a la plaza del habla mercantil; por eso no puede detenerse a ser escuchado: no es un diálogo sino una supervivencia. La cortesía con el lector es un lujo de quien no está en riesgo de dejar de ser en cuanto deje de proferirse. Es la notable trayectoria de una poesía que inventa a su autor. Y ese ser en formación comienza aquí, en esta Fundación de la niebla, y sólo tiene dos destinos: desvanecerse o alcanzar el ser» nos dice Julio Hubard respecto a este nuevo libro.


Sobre el autor:

Ernesto Carrión nació en Guayaquil-Ecuador, en 1977. Es autor del libro La muerte de Caín, cuarteto formado por los poemarios: El Libro de la Desobediencia, Carni vale, Labor del Extraviado y La Bestia Vencida (CCE, 2007), que es, a su vez, el primer volumen de una trilogía única titulada: Ø. Del quinteto Los duelos de una cabeza sin mundo, volumen siguiente, ha aparecido hasta el momento el libro Demonia Factory (Zignos, Lima, 2007/ Eskeletra, Quito, 2008/ Limón Partido, México D.F., 2009). Publicó además Toma esta cabeza mestiza por donde rodará un dios judío (Santa muerte cartonera, México D.F., 2008); y junto al poeta peruano Maurizio Medo los libros Contramano y Álbum de arena (Consulado del Perú en Guayaquil, 2008). Preparó también el libro Identidades a Plazo [Recopilación de textos de pacientes del Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce] (CCE, 2008). Ha sido Premio Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2002), Premio Latinoamericano de Poesía Ciudad de Medellín (2007), Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade (2008), Finalista del II Certamen Hispanoamericano de Poesía Festival de la Lira (2009) y Becario del Fonca y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (2009).

27.4.10

LECTURA DE “CORTOMETRAJE” POR JOSÉ DONAYRE HOEFKEN


En la apurada y breve reseña que aparece en la contraportada del libro de cuentos Cortometraje de Yuri Vásquez, se lee:

«Yuri Vásquez es la clase de escritor que no se conforma con la frase cumplidora. Por alguna razón, está condenado a buscar la expresión plena, aquella que no se resume en la oración ni en el párrafo ni en el texto mismo, pues se trata de una búsqueda más ilusoria que fáctica y, por su intrincado derrotero, destila más contrariedad que satisfacción. De hecho, el interés narrativo de Vásquez se relaciona con cierta manera de mirar y refractar lo invisible e inmaterial, y resolver —sin sucumbir en el intento— lo inexorable, aunque este desenlace sea ajeno al entendimiento o al embeleso de su consecución. La violencia, el sexo y el poder, que en el fondo tienen la misma materia viscosa en Cortometraje, cobran particulares brillos en cada uno de los catorce cuentos, obligando a que el carácter realista, insólito, fantástico o metaficcional de uno u otro pase a un rotundo segundo plano. Quienes esperábamos este libro no nos queda sino celebrar su aparición.»

Releo mis palabras y continúo suscribiéndolas. Sin embargo, gracias al tiempo transcurrido desde que escribí esas líneas, hace algunas semanas, puedo advertir la información que tuve que sacrificar para cumplir con la exigencia que el editor del sello Cascahuesos, José Córdova, me impuso: solo escribir entre ocho y diez renglones. Y es fácil imaginar lo que ocurrió cuando pretendí cumplir con aquella solicitud ante un libro realmente complejo, tanto por su estructura —que recuerda la metáfora del ouróboros, es decir, la mítica serpiente que se come incesantemente su propia cola— como la osadía con que Vásquez enfrenta, asume y retuerce diversos tipos de ficción desde un género tan exigente como es el cuento.

Lo primero que me asalta es el porqué del título: ¿será acaso por la obvia correspondencia entre el cuento y el corto cinematográfico, en la medida que el autor desperdiga a lo largo de su libro una estela de referentes y guiños que se relaciona con el denominado sétimo arte? Lo siguiente es el jazz casi como un Leitmotiv, incluso como una música subterránea que de vez en cuando (desde la dedicatoria del libro hasta las últimas páginas de la colección, e incluso en algunos títulos y epígrafes) aflora en su total evidencia, marcando un ritmo y dejando espacio para una sugestiva «improvisación» ante los corsés del arte de narrar.

Veamos, cuento por cuento, las principales intenciones estéticas, así como las preocupaciones temáticas y narrativas de Vásquez:

Cortometraje empieza con el cuento «Pithecantropus erectus», que plantea una situación muy difícil de que ocurra, pero no por ello imposible, o sea, no posible. Parece un cuento fantástico, pero se trata, en estricto, de un relato insólito, es decir, los hechos transcurren en la difusa frontera entre lo posible y lo lógicamente inadmisible. Según el propio Vásquez, «La tribu de los ichipawa», como también se titula este cuento, «refería la historia, usos y costumbres de una tribu extraña. La tribu, durante las noches, en la colina más alta del mundo, celebraba con fasto y regocijo, inexorables ritos sexuales, religiosos y sangrientos. Sin embargo, al despuntar el alba, la tribu, desesperada, contrita, corría colina abajo, tomaba sus autos aparcados y volvía a la ciudad, a sus casas y trabajos. El personaje medular era el guerrero, el bravo Kalumba, que en la civilización se llamaba Ernesto Rivas. Tenía familia; y él y su esposa Atawa/Sofía —así como todas las familias de la ciudad— ocultaban a su hijo, al pequeño Tony, los ritos sangrientos que practicaban por las noches».

Esta descripción de «Pithecantropus erectus» aparece casi al final del libro (p. 108), pues lo interesante de este cuento es el diálogo intertextual que establece con la última pieza narrativa de la colección, titulada «Canto de lucha haitiana», el cual, con el relato «Entre el caos y el pensamiento» del escritor Marcel Oquiche, se crea un muy sugestivo entroncamiento entre ambas historias, que llevará al lector al imperio de la metatrama, buscando un diálogo extratextual, más amplio y ambicioso, a partir del diálogo intratextual sobre su propósito, que tiene a Vásquez y Oquiche como interlocutores.

«Fábula del hombre eterno», el segundo relato del libro, nos brinda una historia, sin duda, fantástica, pero con un final cruelmente realista, que no resta el propósito típicamente trasgresor de aquel tipo de ficción. Lo mejor de este cuento es el descubrimiento de la inmortalidad y el asombro que dicha revelación implica. El remate —equilibrado, sobrio y tajante— corona impecablemente el estilo fluido del cuento, construido sobre una intriga muy bien urdida.

Quizás el tercer cuento, titulado «De un modo sentimental», sea el más extraño e inasible de Cortometraje. Además, aquí ya empiezan los problemas para circunscribir el texto en uno u otro casillero, aunque, en realidad, dicha tarea poco importa desde el alcance simbólico de la narración. Sobre la base de una historia paralela medio fantasmal, el personaje inicia una autoindagación, a propósito de una muchacha vista a lo largo de un extenso traveling desde una combi. Con este cuento, Vásquez consigue llevar al lector a un límite exquisito de su imaginación.

Y no bien uno se halla paladeando el relato anterior, tratando de sopesar el argumento más allá de la anécdota para entender el sentido último con que Vásquez trata de proyectar o desnudar a sus personajes, y se topa con el cuento «Las hojas muertas», una historia tan tierna como trágica. Todo nos lleva a pensar en la intención metafórica de este cuento, desde que el protagonista se confiesa ante una mujer de vida gris, pero lo cierto es que el absurdo se impone, y en contracorriente lo verosímil de la situación, no obstante que va contra toda la experiencia lógica del lector, deja caer su velo, hasta que surge una muy bien montada tragedia, en la que se anuncia muy clásicamente la inevitable fatalidad.

«Un blues en la noche», como bien nos advirtió el autor en las primeras páginas del libro, es otra puerta que se debe abrir en un corredor con muchas entradas o salidas. En este relato el autor propone una dimensión deliberadamente ambigua. ¿Se trata de locura o fantasía? ¿Lo que vive el personaje es un delirio o una extraordinaria experiencia metafísica? Enfrentar esa incertidumbre, y dejarse llevar por las reflexiones del protagonista, es lo mismo que flotar en el aroma dejado por la presencia perturbadora de una mujer tan inexistente como tangible en las huellas que desperdiga en el espacio nocturno de la intimidad y el deseo.

«El lado soleado de la calle» es, a todas luces, el relato más lineal, claro y realista de todo el volumen. Sin embargo, en nivel de sugerencias, matices y texturas es muy rico y engañoso. Aquí lo obvio es un desvío. Aquí lo que parece no necesariamente es, y lo que es está a punto de dejar de serlo o es un rastro de lo que fue o se imaginó que sería. Como el lado oscuro de la Luna, este cuento es una elaborada exploración de las apariencias en ciertas relaciones de pareja, que indaga en la fidelidad con el otro y en la lealtad hacia uno mismo para alcanzar un pleno desarrollo y libertad para ser simplemente un ser feliz.

«Cuando las últimas luces se hayan apagado» es, se podría decir, junto con el cuento siguiente, el centro del libro. Y no podría ser de otro modo. Se trata de un cuento ganador, con todas las virtudes y vicios que caracterizan a las obras que ganan importantes certámenes literarios. La lección que parece enrostrarnos Vásquez con este relato es que nada es aislado ni gratuito ni arbitrario. Aunque la moralina es lo de menos en este thriller de arquitectura sobrecogedora, casi de rompecabezas, donde la muerte es una materia tan plástica y lúdica como el óleo.

En «Sobreviviente a medianoche», Vásquez nos recuerda los tentáculos de la guerra interna, con sus dosis de violencia, terror, iniquidad e incertidumbre. Con rápidas pinceladas, reconstruye la muerte en vida —o la vida moribunda— de una sociedad representada en un individuo que experimenta la situación límite de saberse víctima y victimario de sí mismo. En esta historia, al igual que en la anterior, nada es aislado ni gratuito ni arbitrario, en un desdoblamiento alucinante y aterrador. Y lo peor es que la realidad es una cárcel sin muros y el individuo está solo… y solo puede llegar hasta donde su temor o su culpa le permite en medio de una absoluta miseria moral.

«Arroja tu destino al viento» es la desafortunada historia de un supersticioso. La crítica a la fe mal encauzada es lo más saltante, aunque no lo más significativo. Vásquez nos muestra en pocos cuadros cargados de ironía la degradación del protagonista —y la decadencia de su familia—, a partir de un aciago encuentro con un personaje que aglutina las más desagradables desgracias. Sobre la base de un absurdo tras otro, el protagonista encuentra un drástico alivio a sus pesares, en un remate elaborado con una soltura que deja traslucir el gran conocimiento del autor sobre las emociones humanas.

«Smoke gets in your eyes» (en español «El humo entra en tus ojos») es otra historia que explora las aristas de la felicidad en una relación de pareja, utilizando también como eje la fidelidad (o falta de esta) ante el otro y la lealtad (o su ausencia) con uno mismo. En este cuento la consecución de la felicidad tiene uno de los peores rostros que el ser humano puede entrever. Sin embargo, la música (como cita, mención, alusión o referencia), como en muchos otros casos de Cortometraje, permite resolver discursivamente lo inenarrable y aun lo narrativamente inefable o indecible. En este caso, se trata de la famosa canción escrita en 1958 por Otto Harbach y Jerome Kern, en la voz de Dinah Washington, y que da el sugestivo nombre al relato.

En «Round midnight» (en español «Ronda de la medianoche»), siguiendo las cadencias de la composición musical de Thelonious Monk, el autor retoma el tema de la muerte en un tono semejante al de «Fábula del hombre eterno», «Sobreviviente a medianoche» o «Arroja tu destino al viento», es decir, el individuo camina hacia la muerte, busca los brazos y caricias de esta, y se ayunta en un delirante éxtasis. Lo interesante es cómo el autor construye un preámbulo que deviene en un remolino de circunstancias, perfilando al personaje con emociones relacionadas con la culpa, el desasosiego y la perturbación, y dejando un halo de imprecisión para que quepan otras interpretaciones o posibilidades, a fin de que la sorpresa tenga un alcance más extenso y profundo, y la supuesta lección —el artificio de la metáfora— cale más hondo. En este caso, la película de la vida en un instante es la figura mortal con que se topa el protagonista, mientras recupera su esencia y fallece en una situación tan borrosa como el hilo que siguió.

«Sueños de un cisne hermoso», el antepenúltimo relato de Cortometraje, es otro cuento inasible, pero no tanto como «De un modo sentimental», el tercero de la colección. Aquí la sordidez se empalma con la descomposición de la sociedad y la desfiguración de las relaciones de poder. En las líneas penúltimas del cuento se lee: «Ella abrió los ojos lentamente, y con amor apretó las manos pensativas, libres, suaves de Joel Pereira. De pronto se oyó un gran estruendo que tal vez provenía de dos cuadras arriba del hotel; quizás en el jirón Húsares, por el Palacio de Gobierno». La situación es escabrosa y Vásquez la pincela con pocos colores pero con mucha luz, para sorpresa del lector: Ramona acaba de tener relaciones sexuales con un sujeto desagradable frente a Joel, y este, que apenas sale de su fascinación ante lo que presenció, por fin halla la libertad y el regocijo que siempre ha buscado. Las lágrimas corren por las mejillas de Ramona y Lima se vuelve más peligrosa.

«La puerta que se cerró para siempre» es un cuento desconcertante y esquivo que resulta muy difícil clasificar. Hasta cierto punto es una metáfora a lo Kafka de la banalidad del mundo contemporáneo. Es también una pesadilla o delirio de un paranoico, víctima, probablemente, de la banalidad que arrastra el mundo desde la declarada muerte de Dios. Aunque lo más probable es que se trate simplemente de una ficción fantástica o de una truculenta historia de terror que nos distraiga de la convicción de que el mundo se desploma, en buena medida, por la banalidad enquistada en los pilares de nuestra cultura.

Hablar en este párrafo final de «Canto de lucha haitiana», el cuento con que Vásquez cierra supuestamente el libro es, de algún modo, regresar al primer relato de la colección («Pithecantropus erectus»), en una suerte de maldición borgiana. Con esto uno corre el riesgo de quedar atrapado en la metatrama de Cortometraje, y convertirse en personaje de alguna de las pesadillas del autor, donde la violencia, el sexo y el poder, disfrazadas con la máscara de la muerte, son materias viscosas que resultan difíciles de apartar.

Yuri Vásquez. Cortometraje.
Cascahuesos, Arequipa, 2010. 116 pp.

* Texto leído el domingo 25-04-2010 en la presentación de Cortometraje en la Feria «Palacio de Gobierno», y tomado del blog Esta boca es mía de José Donayre Hoefken.

24.4.10

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE CUENTOS “CORTOMETRAJE” DE YURI VÁSQUEZ EN LA FERIA DEL LIBRO “PALACIO DE GOBIERNO”


Cascahuesos Editores tiene el agrado de invitarlo a la presentación del libro de cuentos Cortometraje del escritor arequipeño Yuri Vásquez, ganador de la VIII Bienal de Cuento «Premio COPÉ 1994» y finalista de la II Bienal de Novela «Premio COPÉ Internacional 2009».

La presentación y comentarios estarán a cargo de los escritores:

• José Donayre Hoefken
• Lenin Velarde Paredes
• José Luis Córdova

Lugar: Salón Túpac Amaru del Palacio de Gobierno
Día: domingo 25 de abril
Hora: 5:30 p.m.

El ingreso es totalmente libre, (no olvide llevar su DNI para poder ingresar).
Los esperamos.

21.4.10

WITOLD GOMBROWICZ Y PABLO NERUDA


Gombrowicz se veía a sí mismo como un hombre de una naturaleza noble pero también débil, como un rebelde con un reflejo moral simple pero a la vez fuerte. Esta naturaleza lo inclinó a manejarse con una moral granulada para enfrentar a las morales del siglo, el comunismo y el existencialismo, y a la moral milenaria del cristianismo de la que rechazaba sus concepciones erróneas de la igualdad y de la inmortalidad del alma.

En los diarios analiza la posición moral de Camus como uno de los casos de los moralistas en la literatura de posguerra. Así como es cierto que la cantidad de los que sufren le pone límites a la comprensión del dolor, como cumplidamente lo había mostrado en el cuento de los escarabajos, también es cierto que la cantidad de los que hacen sufrir le pone límites al sentimiento de culpa, hecho que Camus escamotea para alcanzar sus propósitos. Separa al hombre de su relación con los demás, necesita realizar esta operación para llevar a buen fin su maniobra con la tragedia.

Los moralistas no confrontan el alma individual con la existencia, sus proposiciones teóricas andan detrás del perfeccionamiento de la conciencia. Pero la cuestión para Gombrowicz es otra, es saber hasta qué punto su conciencia es suya. La conciencia es un producto colectivo, así que con ella no se lo puede tratar al hombre como si fuera un alma autónoma.

La actitud trágica de Camus es diferente a la de Schopenhauer, la del alemán es la consecuencia del desarrollo de un pensamiento que se manifiesta como una expansión de una función vital, la del francés es fría y oculta el hecho de que su infierno es intencionado. Camus renuncia al placer que produce la comprensión del mundo para quedarse a solas con la tragedia, porque en nuestra época el hombre trágico es grande, es profundo y es sabio, pero no es el mundo el que se ha vuelto más trágico, sino el hombre.

Gombrowicz piensa que a la literatura le resulta indispensable una moral, que sin moral no existiría la literatura, que la moral es el sex appeal de la literatura puesto que la inmoralidad es repulsiva y el arte debe ser atrayente. Una de las razones por la que le resulta difícil darle un tratamiento literario a la moral es porque el sentido moral posee un carácter individual y procede de la idea de un alma inmortal, y en el mundo de Gombrowicz el hombre es creado por los otros hombres. Sin embargo, la moralidad en sus obras se manifiesta con mucha intensidad, es más fuerte que Gombrowicz, él no la busca, pero ella lo busca a él y lo gobierna.

La posguerra trajo una ola moralizadora en la literatura a caballo de los comunistas, los existencialistas y los católicos, pero en esta literatura resulta casi imposible separar la moral de las comodidades.

Desgraciadamente, el lujo parece acompañar a esta moralidad también en un sentido concreto. Gracias a este tipo de moralidad Sartre, Camus, Mauriac, Aragon, Neruda… tuvieron una gran influencia en las jóvenes generaciones, fueron premiados con el Nobel y con la Academia, y consiguieron de un sistema capitalista inmoral riquezas, honores y amor.

Con la moral el artista seduce a los demás y embellece a sus obras, es su sex appel, en consecuencia debería tratarla con la mayor delicadeza. El arte explícitamente moralizador era para Gombrowicz un fenómeno irritante. Que el escritor sea moral, pero que hable de otra cosa, que la moral nazca de sí misma al margen de la obra. Se propuso debilitar en sus escritos todas las construcciones de la moral premeditada con el fin de que nuestro reflejo moral espontáneo pudiera manifestarse por sí mismo.

Esta moral del artista se desarrolla con plenitud en la poesía, y es ahí donde apunta especialmente Gombrowicz. La conferencia que dio Gombrowicz en la librería Fray Mocho el 28 de agosto de 1947 fue una reunión tumultuosa, los poetas presentes se empezaron a alterar, reaccionaron con insultos y un viejo poeta le revoleó su bastón. Las palabras que pronunció resultaron tan elocuentes que Nowinski se decidió y lo empleó en el Banco Polaco a fines de ese año en el que hacía su segundo debut su obra más querida: “Ferdydurke”. Gombrowicz dice en “Contra los poetas” algo que muchos años atrás le había manifestado a su profesor de polaco en el liceo y que ya había escrito en “Ferdydurke”. Los versos no le gustaban en absoluto y lo aburrían, una afirmación que Gombrowicz utiliza contra la poesía en verso y no contra la poesía que aparece mezclada con otros elementos más prosaicos, como en los dramas de Shakespeare, en la prosa de Dostoyevski y en una corriente puesta de sol.

El leguaje de los poetas es para Gombrowicz el menos interesante de todos y la manera en que los poetas hablan de sí mismos y de su poesía es ridícula y del peor estilo.

“Contra los poetas” es un ensayo belicoso que le nació a Gombrowicz de la irritación que le habían producido los poetas de Varsovia, su poeticidad convencional lo tenía harto, pero la rabia lo obligó a ventilar todo el problema de escribir versos. A parte de la alteración que se produjo en el público presente y del bastonazo que le quiso pegar el viejo poeta, se desató una batalla tremebunda en la prensa. Gombrowicz no podía esperar que los signos de interrogación que le había puesto a la poesía fueran a ser enriquecidos por los periodistas. Su razonamiento antipoético merecía un análisis bien hecho, no se lo podía despachar en cinco minutos con cuatro garabatos, su idea era nueva y estaba basada en un sentimiento auténtico.

Gombrowicz tenía clavada una espina, especialmente con la poesía de Neruda. Cuando algún joven despistado se le presentaba como admirador de Neruda y de sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, Gombrowicz se retorcía en la silla, no podía soportar la presencia del cuerpo viejo y corrompido de Neruda al lado de ese canto al amor.

Aunque no está debidamente registrado ni en sus diarios ni en sus innumerables biografías hay que decir que Gombrowicz se encontró una vez con Neruda en una residencia cordobesa.

En una de las vacaciones que Gombrowicz pasó en la ciudad de Córdoba se alojó en la residencia de un nuevo rico argentino que había llegado al lugar con unas monedas en el bolsillo y que en la actualidad poseía doscientos millones, un Rolls Royce, un yate, un avión y una piscina de tres plantas que se adaptaban a cada nivel del terreno.

“Soporto mal la riqueza, la brutal preponderancia del dinero por lo general me ofende, de modo que interiormente me preparé para mostrarme disgustado y rebelde. Pero resultó que mi rebeldía estaba fuera de lugar”.

Gombrowicz se fue dando cuenta de que en la mesa donde estaba cenando había una especie de sinceridad infantil y una falta total de afectación y arrogancia. El dueño de la casa, a diferencia del tío en “Ferdydurke”, miraba sin temor a los criados, y eso porque aún hoy seguía trabajando duro, probablemente más duro que sus propios sirvientes. No había reticencias entre el magnate y los empleados, la situación era evidente para todos, en la vida unos tienen suerte y otros no la tienen.

“Es cierto que en la Argentina, y quizás en toda América, se da menos importancia al dinero que en Europa. El dinero es más ligero. Es más inocente. Tiene menos pretensiones. Y cambia de manos con facilidad”.

El vecino de mesa, un coronel simpático y conversador, le señala discretamente a un señor corpulento sentado junto a la señora de la casa: —Es Neruda.

Y aquí comienza el desarrollo de un malentendido que tiene un final inesperado, como tantos otros finales inesperados que lo persiguieron durante el cuarto de siglo que vivió en la Argentina.

Neruda era un bardo comunista que tenía mucha suerte, pero el pobre Gombrowicz era un burgués instalado en el capitalismo que vivía apenas mejor que un obrero.

El cantor del proletariado, censor de la explotación del hombre por el hombre, se revolcaba en millones largos gracias precisamente a su melopea revolucionaria recitada a los cuatro vientos.

“No hay mejor cosa que ser un poeta rojo en el podrido Occidente: se goza de una fama universal, también detrás del ‘telón de hierro’, se gana un montón de dinero y encima todos los placeres de ese capitalismo podrido están a mano. Sin hablar de que una situación casi oficial te convierte en una especie de embajador o ministro”.

Cuando se había realmente contrariado con todos estos pensamientos que le habían venido a la cabeza se la acerca la señora de la casa: —Señor Gombrowicz, el señor Neruda es un gran admirador suyo.

Gombrowicz no comprendía nada, ¿cómo ese enemigo suyo podía ser su admirador? El coronel, muy nervioso, le da un codazo: —Es Neruda, pero no el que usted piensa. Es otro Neruda. Éste es del Chaco.

Juró para dentro de sí aprovechar la primera ocasión que se le presentara para vengarse de ese coronel gracioso, mientras tanto salieron a pasear por el campo. Pero, lamentablemente para Gombrowicz, la primera ocasión para hacer una nueva broma se le volvió a presentar al coronel. A la vuelta del paseo se sentaron en el salón, y como las puertas estaban abiertas se metió una serpiente.

“Perdí la conciencia de lo que pasaba conmigo y sólo al cabo de un rato constaté que estaba de pie sobre una frágil mesita de caoba: un milagro de equilibrio, que no sé cómo se produjo”.

Antes de irse a dormir en la maravillosa residencia del magnate Gombrowicz fue víctima de otra broma del coronel.

“El coronel me preguntó si me gustaba que me gastaran bromitas. Le contesté que sí, que un hombre dotado de un sentido del humor como el mío puede deleitarse con cualquier bromita. El coronel se alejó un momento para beber agua, mientras yo pegaba un brinco impresionante, debajo de mi sillón se produjo un estallido ensordecedor. ¡Me había puesto un petardo!”.

CINOSARGO EDICIONES PRESENTA EL POEMARIO “INGENIERÍA DE VIDA” DE MARIANO CANTORAL


Cinosargo Ediciones se complace en presentar el poemario “Ingeniería de vida”* del escritor Guatemalteco Mariano Cantoral. Ingeniería de vida es el primer libro digital de autor que presentamos este año y forma parte de una serie de proyectos que iremos dando a conocer en los próximos días. El prólogo del libro está a cargo de quien suscribe, esperamos en tal medida que todos nuestros lectores y los lectores de Mariano disfruten y reflexionen en torno a este texto. Saludos cordiales y nos estamos leyendo.

Cinosargo tiene la palabra!!!!!
Daniel Rojas Pachas
Arica-Chile abril 2010



Ingeniería de vida de Mariano Cantoral: La poesía como subsistencia de la letra redentora.


“Ingeniería de vida” (Cinosargo 2010) de Mariano Cantoral se plantea como un texto que busca interpelar de forma crítica la realidad moderna actual o postmoderna, por llamarla de algún modo, para ello asume los diversos ángulos del devenir existencial del hombre, su materialidad fisiológica, su compleja razón y psicología llena de miedos, deseos y aprensiones sin abandonar claro, la preocupación por la tan manida espiritualidad que lo redime o condena y desde luego todos los productos que se acumulan y abrazan como fetiches o tótems para solventar tan diversas necesidades. En definitiva estas aristas que nos movilizan, la poética de Cantoral las expone como una épica degradada.

¿Donde habrá quedado la materia prima de los arquetipos de héroes?

Frente a esa pregunta retórica que el autor hace a sus lectores en el texto “¿Quién habrá inventado mi patria?”, se antepone más que una respuesta y verdad absoluta propia del canto y grandilocuencia de los poetas tradicionales, una apelación vitalista que interviene y comunica desde la intrahistoria. Esta posición de hombre cotidiano, el escritor guatemalteco la asume y edifica dibujando la lucha que realizamos diariamente en contra de una lata de comida, el noticiero matutino o un tetra pak que se derrama y que en suma desembocan en un solo punto, el ser como espectador, ciudadano / consumidor y a la vez producto que se transa a sí mismo y a los otros de forma indiscriminada.

“El aire encarcelado dentro de las pleuras de los pulmones saturados con nicotina.
Un país encarcelado dentro de continentes saturados con señoríos novedosos.
Imagina que somos los estetas dentro de un reino de tragedias.
Sepamos que somos como los centros comerciales, analgésicos para la miseria”.
(Fragmento de Analgésico para la miseria)


Por ende lo sustancial y que vincula al hombre en todo nivel dentro de eso que Cesare Pavese llama el oficio de vivir, reside hoy en el carácter pasivo de los habitantes/usuarios. Hagamos en todo caso una radiografía al respecto e imaginemos cualquier urbe, desde las metrópolis más apabullantes hasta los pequeños pueblos que aspiran ingresar al orden del primer mundo y a su colosal catálogo de bienes y servicios.

En “Escaparate” Cantoral nos dice sobre esto: Nos veremos sentados dentro de escaparates / sin saber si somos bienes o servicios / si somos baratas o lujos / si llamamos la atención / o sólo somos motivaciones ornamentales; para agregar en “Desayuné”: Hoy desayuné derrota / refaccioné fracaso / almorcé frustración / merendé pérdida / cené fiasco.

El spleen es evidente y se materializa a lo largo de la concreción de tareas habituales como una condición endémica que parece devorarnos desde lo más profundo de nuestro ADN hasta lo aprendido y ejercitado como máquinas que se suman a un proceso de producción en serie, lo cual hace de nuestro medio una comunidad global de caníbales depredados que no tienen reparo a la hora de consumir a otros en su tránsito. El poema “Glóbulos” nos indica el devenir con una escatología organicista que se conjuga a lo coyuntural e histórico: Infinitos glóbulos nucleares / como las bombas en las mil guerras mundiales / transitan por nuestras venas / o analógicos xilemas verdosos / infinitos glóbulos sobrellevamos / nos sumergen, nos naufragan / […] a veces de propaganda.

Para luego poner en escena en “Tan fácil volverse vegetariano” nuestra miseria totalitarista que bulle en los millones de Auschwitz que solventamos a diario dentro del sistema de vida saludable, explotando y consumiendo animales de granja con violentas técnicas genéticas y un barbarismo de matadero que haría sonrojar a cualquier torturador del tercer reich.

Hoy me comí una selva, empaquetada en bandejas selladas con plásticos diáfanos, identificadas con peso, marca y procedencia, la selva permanecía en cámaras de congelación, a 100 grados centígrados […].

En este sentido vale la pena pensar la irónica metáfora de nuestra sociedad e individuos transidos que George Romero, cineasta norteamericano y padre del género de zombies, hiciese en su film del 78 “Dawn of the Dead” (El amanecer de los muertos) al poner el siguiente diálogo en boca de sus personajes:

[Fran and Stephen are observing from the roof of the mall]
Francine Parker: What are they doing? Why do they come here?
Stephen:Some kind of instinct. Memory, of what they used to do. This was an important place in their lives.
([Fran y Stephen observan desde el tejado del mall]
Francine Parker: ¿Qué están haciendo? ¿Por qué vienen a este lugar?
Stephen: Se trata de una clase de instinto. Recuerdos de aquello que solían hacer. Este era un lugar importante en sus vidas)


La cita de Romero grafica nuestro proceder como especie en términos similares a los de Cantoral. En esa medida pensar una cinta de terror como “La noche de los muertos vivientes “o las noticias y sus personajes en el sentido que el poeta ocupa en su poema “Noticiero” al caracterizar estos como “un gran collage de miedo” nos sirve si queremos entender los mecanismos que el escritor y su visión crítica confieren a “Ingeniería de vida” al hacerse cargo de lo cotidiano como una manera de construcción poética y unidad de sentido para el libro.

En síntesis, el rol creador y sus voces se sitúan sin dilación dentro de la crisis diaria de la sociedad urbana y su desarrollo y se valen de los propios mecanismos y elementos de aquella realidad en que transitamos y nos desenvolvemos con un léxico pragmático por tanto, el vocabulario seleccionado para construir el libro será concreto y visceral en su gran mayoría. En cuanto al registro y la cohesión de los versos, se revela una sintaxis afín a las interrelaciones dispuestas en un metro o calle. En suma la voz apunta a una intención hiperrealista pero sin descuidar en esa franqueza, una mirada profunda ligada al cuestionamiento ontológico del hombre que se sabe rodeado de zombis como viajantes del bus siendo el mismo un depredador de la alteridad en cada parada.

Esto propone una escritura que amalgama forma y contenido o si se quiere, enunciación y enunciado y en este último caso, lo enunciado, entendido como la materia poetizada o la materia que se dice o cuenta, se ajusta a la mirada personal del individuo y su oficio de ser. Una visión cuyos medios creativos eluden ante todo la intervención de perífrasis innecesarias al tiempo que se derriba cualquier fastuosidad y enajenación manierista al estar consciente del proceso de escritura y su contexto.

En el libro hay dos ejemplos notorios que se ubican en este plano meta-poético y coloquial, apelando desde la creación misma al proceso productivo que envuelve a la palabra y sus fines, sin salirse claro de los lindes del contenido y el registro manejado a lo largo de todo el poemario.

El primero de ellos titulado “Sería bueno” nos dice:

Sería bueno escribir,
como si detrás de cada trazo imperfecto,
subsistiera una letra redentora.

Mientras que el otro texto llamado “El rol social del poeta” señala:

Hembra, mírame, trata de comprenderme
mírame haciendo sinergia con los sentidos
inventando la sinestesia para mí
mírame alucinado, programado, codificado,
mírame ansioso olfateándote, advirtiéndote
saboreándote cuando te halago, o sea
trocando las funciones sensoriales, ¿entiendes?
mírame hembra, ocultando palabras en vocablos cultos
cual si las palabras fueran paquetes insociables,
adustos y con pretensiones de abandono en exportación de libre comercio traidor
hembra, rehabilítame de tan patológico rol social de poeta.

Ambos textos no buscan hacer una apología o neo romantizar la escritura y tampoco la imagen de quien la ejecuta, ambos nos plantean la óptica de un ser con conflictos que piensa y espera lograr una satisfacción mínima, el deseo de respuestas personales ante tanta tribulación y desencanto y en lo posible por medio de la creación. En “Sería bueno” esto se invoca como medio para conseguir el anhelo eterno y fallido de una trascendencia ante el fracaso intrínseco que a semejante tarea impone la precariedad e indiferencia humana. De cualquier modo esto se maneja como una lucha subjetiva que vale la pena pese a su resultado por el mero hecho de intentarlo, de escribir.

En el segundo texto “el rol social del poeta” la poesía se vincula a las relaciones interpersonales sólo que en vez de centrarse en el cortejo tradicional, la creación y el discurso se hacen efectivos apelando a la mujer pero desde la forma más animal que el código que hace posible nuestra comunicación, en este caso el español, permite. Las pulsiones ante esa “hembra” que se invoca y que aparece como destinataria en otros poemas del libro, tratan de desatarse y se tensionan hasta el punto máximo que el lenguaje programado, codificado, convencional da cabida pues el hablante sin duda se debate en un desboque de los sentidos y la ansiedad de oler, palpar, saborear y no poder llevar eso a una lógica, que es la razón y leitmotiv de nuestras sociedades y su estructura.

Retomando el ejemplo de George Romero, y cómo este se vale de un medio como el cine comercial para exponer sus ideas y cuestionar desde dentro, estos mismos vehículos de expresión humana y a lo que conducen: Las alfombras rojas, los estereotipos, las premiaciones y los sueldos ridículos de una estrella hollywoodense ante la hambruna de niños, otra forma de canibalismo y zombificación de la especie. Podemos pensar como el terror que suele ser categorizado como un medio clase b y de entretención superflua sobre todo al proceder de Hollywood, sin embargo, el género en muchos casos puede tal como ocurre también con la fantasía y la ciencia ficción escapar gracias a los autores de las limitantes culturales ligadas a la industria de la enajenación y mirarse a sí mismo como lenguaje y narración y al mismo tiempo leer la realidad que lo cobija y plantear interpretaciones profundas que nada tienen que envidiar a la sociología y el estudio de la psicología de masas. De ese modo la poesía que puede ser vista como un proceder burgués y contemplativo, en los versos de Cantoral pretende desde lo tangible y comprobable en la cocina, la ducha o una transacción bursátil en el banco de turno, situarse en la preocupación global que escapa del mero referente y la expresividad narcisista del yo, mostrando como anverso del invocado orden y clausura jerárquica esperada en la urbe, la multiplicidad y polifonía fragmentaria del ser.

Si no hiciéramos otra cosa más que leer erudiciones
corregir poemas, criticar novelas, componer canciones
supongo que seríamos criaturas formidables
dignas de constar en libros residuales,
y en los registros tecnológicos de las híbridas patrañas
y en los viñedos
círculos elitistas de sabios.

García Canclini habla respecto al mismo tema, el rol del sujeto testimoniante, sus mecanismos de creación y los relatos que se cruzan abarcando lo cotidiano. El antropólogo argentino nos alumbra desde otro soporte y con otro registro en los siguientes términos:

La mancha urbana se derramó sobre un enorme territorio, en el que ya casi no existen ejes organizadores. Es evidente que la ciudad actual no puede ser narrada, descrita, ni explicada como a principios de siglo.

Y agrega dos citas respecto al mapa urbano y el recorrido que hacemos, uno tomado del cineasta Wim Wenders y el otro para graficar el flaneur (el deambular por la ciudad moderna) abordando la óptica de Julio Ramos en Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XX:

¿Cómo abarcar los sentidos dispersos de una gran urbe en los estudios culturales? Es, en parte, una dificultad narrativa. Así la entiende Wim Wenders cuando dice que los mapas le resultan inquietantes, sobre todo si se trata de un país o una ciudad donde nunca estuvo: considera todos los nombres y quisiera saber qué indica cada uno. “La observación de un mapa sólo se vuelve soportable si intento encontrar un camino, trazar un itinerario y de ese modo viajar por el país o la ciudad” El urbanismo nos coloca problemas semejantes, anota Wenders, a los que tienen los constructores de relatos: se trata de describir caminos y orientaciones en un universo donde de lo contrario se podrían alcanzar miles de diferentes lugares sin llegar a ninguna parte. Esa incertidumbre angustiosa ante lo múltiple desordenado se potencia en muchas ciudades latinoamericanas, crecidas sin plan y con vértigo.

Y luego ante la pregunta: ¿Qué es lo que se mira cuando se pasea por la ciudad moderna?

Ser fláneur, anota Ramos, no es sólo un modo de experimentar la ciudad. “Es, más bien, un modo de representarla, de mirarla y de contar lo visto. En la flanería el sujeto urbano, privatizado, se aproxima a la ciudad con la mirada de quien ve un objeto en exhibición. De ahí que la vitrina se convierta en un objeto emblemático para el cronista”.

Relacionemos esto con la mirada de Cantoral al hablar desde el escaparate y situar al sujeto como un ente cortado por las reglas de la oferta y demanda.

El paseo en tal medida: Es una operación de consumo simbólico que integra los fragmentos en que ya se despedazaba esta metrópoli moderna. Al narrativizar los segmentos urbanos en la crónica, se construye —mediante lo que Ramos llama “la retórica del paseo”— un orden de la ciudad.

¿Es posible abarcar conjuntamente los múltiples relatos que “organizan” la ciudad de la industrialización económica y comunicacional? Pregunta García Canclini y esto nos demuestra la necesidad del poeta de situarse en la panorámica social que se arma como un entramado de relatos provenientes desde diversas fuentes.

Habría que resolver no sólo cómo articular las novelas, las crónicas periodísticas, los discursos políticos, las representaciones radiales y televisivas de la ciudad, sino lo que aún es más complejo: cómo conectar los múltiples relatos internos y externos que la atraviesan. […] la información y los mensajes publicitarios, las telenovelas y series policiacas de los circuitos transnacionales. […] Los relatos de la megaciudad se hacen también en los teléfonos y faxes, en la comunicación televisiva y financiera que la vincula con otros países.

En conclusión la suma de los planteamientos expuestos a la luz de la poesía de Cantoral nos deja flotando en la idea de ciudad efímera, video clip o comida rápida como anestésico y placebo para la satisfacción de la ansiedad. Esto lo grafican los versos transcritos y analizados. Por tanto la idea que emerge es un metro, aeropuerto, mall o calle principal llena de escaparates, carteles con publicidad, mucha gente yendo y regresando sin detenerse a dar la hora o sin importarle chocar con otro ser vivo en su deambular, los duty free, escaparates y miles de maniquíes que nada tienen que envidiar a los vivos que sobreviven sometidos bajo la idea de un flaneur inconsciente y ciego.

Aquel concepto decimonónico de Baudelaire, aparece en los textos de Cantoral como una dicotomía que toma la esencia del transitar sin rumbo y en la ciudad tal como Nicolás Casullo un pensador argentino conceptualiza, hablando de Baudelaire: “[…] el flaneur como una figura de la época de la metrópolis en el XIX, se refiere a aquel que flota en la ciudad, la recorre, la mira, la visita diariamente […]. Su poética tomará los temas los temas de esa nueva ciudad: la multitud, lo anónimo, lo fugaz de las visiones, la maravillosa soledad de la noche y sus extraños personajes: el trapero, el borracho, las mujeres de la tentación”.

La diferencia en Cantoral está en cómo se soluciona el concepto de flaneurismo. Por una parte en la rendición de las masas al ser paseantes y espectadores de sus vidas y en un sentido anverso más ligado a la clásica mirada del simbolista francés, al asimilar esta condición al poeta o creador tal como ya lo vimos al hablar de “Seria bueno” o “el rol social del poeta”

El creador según Cantoral, para nada queda inmune o ajeno a esta condición de enajenado social en un sistema consumista neoliberal, la variante está en que al menos alcanza a atisbar y dar a conocer gracias a su sensibilidad o percepción, ciertos destellos de oscuridad que lo apartan aunque sea de forma momentánea de la miopía del atiborramiento, la artificialidad de un sol de neón y el milagro de las comidas rápidas y salvación Express pudiendo ser de nuevo un sujeto testimoniante y comunicador y no sólo un receptáculo.

El remate del poema “Ciego filántropo” es clarificador: “me amilana con su mirada de pies a cabeza / y le pregunto ¿Quién puede vivir sin luz? / y me responde ¿Quien puede vivir con ella?”.

Dentro del poemario podemos a lo largo de los veintinueve poemas que lo componen atestiguar el conflicto de sus hablantes y a través de estos al creador y su nexo con la realidad que lo compromete y lo vincula. Él se sabe parte de un sistema, un lugar de carácter distópico, un no-lugar diverso al que Moro y los contractualcitas pudieron proyectar en su soñada coherencia y racionalidad. En este sitio, en abierto estado de sitio y control de las mentes y cuerpos, la máxima realización del hombre descansa en todas las facetas que podamos proyectar gracias al marketing y el tan prometido éxito con slogan incluido: Transar, diseccionar y poner a la orden de las distribuidoras y empresas, convicciones, células y deseos.

Por eso se repite esa condición transada de sus voces y referentes que marcan el tono del poemario, vemos a un ser transido en sus deseos, fisurado en su materialidad y ajeno o distante a los grandes relatos, sumido en el descreimiento de todos los grandes postulados y épicas románticas y locales. Las grandes luchas ya no son en pos de un estado, una comarca o por lo que se entendía como la noble causa de la soberanía ante un invasor. Tal como dice en el poema “protocolo” la colonización huele a perfume y tiene un soundtrack aparejado, es una pasarela al uso y los espectadores aplauden o esperan su destino como simples objetos o consumidores a crédito.

Es ahí donde entra “Escena”, el poema más largo del texto que pone en movimiento todo lo enunciado dando urgencia al rol de la palabra que lucha contra el tiempo y el espacio. Nuestro tiempo y espacio codificado bajo los mecanismos que hemos conceptualizado y puesto en vitrina para su consumo.

Abatido por la depresión / no te digo que es canción / sino poema / que no rima / porque requiere mucha cabeza / y mucho tiempo / y ya no hay tiempo que perder / porque la vida esta detrás de una pantalla de agua / en una cama de agua / en una piscina sin agua / en un país como este / donde no hay historia /y sin embargo hay mucho pasado / y presente y mucha mortandad de frente / pero no futuro, porque es muy duro / saber que no hay cafeína / ni químicos suficientes en la tabla / ni leyes naturales comprobables / para ser, renacer y hacernos.

La incesante lucha de ser y tener una identidad, un pensamiento en un siglo en que nos tratan como consumidores de última generación pero ciudadanos del siglo XVIII por ende el juego de existir parece un azar a combatir y que tal como dice el poeta… Sería bueno… al igual que en una partida pudiéramos regresar del cementerio / a seguir luchando / sería bueno vivir en el azar de la estrategia.

La estrategia de la palabra del poeta Cantoral que no duerme ni reposa reificado como token de cambio en un anaquel.

Daniel Rojas Pachas
Chile-2010.

20.4.10

LOS DÍAS SECRETOS ENTRE LA LITERATURA Y LO IMAGINARIO


Por: Fernando Chuquipiunta Machaca

Bladimiro Centeno Herrera es, sin duda alguna, un celebrado narrador que escribe de las cosas cotidianas: los avatares de la vida moderna y la urgencia de vivir más allá de las formalidades. Alguien capaz de recuperar a Manuel Scorza en una trama y de resucitar a Ciro Alegría, José María Arguedas y Gamaliel Churata en un desenlace.


¿Cómo surge el libro de ensayos “El Imaginario de la palabra”?

El libro “El Imaginario de la palabra” surge como parte del proceso de consolidación de mi formación académica orientada hacia la crítica literaria. En él he reunido varios ensayos de crítica literaria en los cuales he utilizado los diferentes marcos teóricos que fui estudiando para ampliar mis enfoques a la hora de leer las distintas obras literarias que van apareciendo. Por otra parte, el subtitulo literario-cultural en cuanto se refiere es una lectura profunda de las obras literarias, a pesar de las falencias lingüísticas o técnicas, siempre activan ciertos códigos socioculturales, las pulsiones subjetivas de una época y las distintas afirmaciones vitales.

¿Del jaiku ahora pasa al micro-cuento?

Bueno, el proceso de la comunicación literaria actual nos exige una forma textual que considere la economía del uso lingüístico y codificación de los motivos temáticos sin atentar contra la compleja propuesta cognitiva de todo texto literario. En este sentido, hay dos vertientes de la narrativa corta que se está desarrollando actualmente: el cuento epifánico y el micro cuento. El primero afianza la complejidad semántica. Es decir, tienen un valor más metafórico. El segundo, que es una especie de jaiku japonés, busca la palabra exacta, para el texto preciso. Mis cuentos han recibido cierta influencia de estas preocupaciones estilísticas que a veces desorientan a los lectores acostumbrados a las descodificaciones de ciertas moralejas comunes.

¿Cuál ha sido la experiencia de la publicación del libro de cuentos llamado “Días secretos”?

Bueno, el libro físicamente me ha agradado. Me hubiera gustado precisar mejor la carátula en su dimensión icónica pero me siento contento con todo el producto. Algunos me dicen que he podido mejorar la calidad de las hojas y el acabado. Para ello debo ahora aprender algunos criterios de edición. En cuanto a los textos que conforman el libro, doce cuentos exactamente, ha concitado cierta atención entre los amigos, han disfrutado mejor los lectores espontáneos, pero falta aún desarrollar la serie de presentaciones que tenía planificado para recibir una crítica más académica. Y por cierto, hay varios lectores que están psicoanalizando a raíz de esta publicación.

¿Con qué faceta se acomoda más? ¿Cómo escritor o crítico literario?

Yo estudié literatura y lingüística porque ante todo siempre quise ser un escritor. He exterminando tantos textos narrativos como poéticos porque parecían no consolidarse. En parte había cierta razón para ese exterminio, pero ahora considero que el camino no era el exterminio de mis creaciones literarias, sino complementar mi espontaneidad creativa, con el rigor de la crítica literaria, con la seriedad de simbólica de las teorías literarias. En esas condiciones pienso que mi faceta crítica me permite controlar mejor las estructuras textuales, y mi creativa me permite soltar mi lenguaje crítico-académico que tanto daño hace al lector cuando no integras a un lenguaje más llano.

¿Qué piensas de la crítica literaria en el Perú?

Se aprecia un extraordinario avance en la crítica literaria peruana. Creo que tenemos personalidades muy importantes en este ámbito. Una obra literaria se puede comprender de varias maneras. Eso conduce al desarrollo de una verdadera mentalidad democrática. Pero enfrenta un verdadero subdesarrollo cultural-educativo. Por una parte, la poca valoración de la educación limita profundamente la posibilidad de socializar todo ese debate crítico que se desarrolla en torno a las obras literarias fundamentales del Perú. No se da un verdadero aprovechamiento de estos conocimientos que tendrían un impacto sumamente positivo en nuestra sociedad mecanizada que ah convertido en héroe cultural a Magaly y Laura Bozo. Por otra parte también se debe asumir autocríticamente que la crítica literaria en el Perú debe contribuir con el desarrollo del lenguaje. Quiero decir que falta construir un lenguaje propio, dialógico y desprejuiciado. Con esto no estoy desconociendo los textos críticos que han aparecido últimamente, muy interesantes, explorativos y sugestivos que ayudan mejorar nuestras interpretaciones literarias.

¿Qué desearía usted pedirle al Perú?

Que aprendamos a comprometernos con el Perú. Entendamos que nunca vendrán salvadores del país. Mejorar cada situación del Perú es una tarea conjunta. Bastará que seamos mejores para que el país mejore. Dejemos de lado a los “vivos”. Los cínicos siempre serán cínicos. Pero si empezamos a dejarlos de lado no tienen ningún sostenimiento sociocultural.

¿Por efecto, la lectura es una filosofía de la vida?

La lectura tanto literaria como no literaria es una responsabilidad. La televisión es cenestésica, la radio es escandalosa, sólo la lectura comparativa de los periódicos mejora el razonamiento. Nos falta desarrollar el hábito de lectura que nos salve de los ídolos como Magaly o Bayly. Hemos perdido la capacidad de comunicarnos razonablemente y generamos tanta violencia, tanto desde los poderes como las individualidades por falta de habilidades comunicativas que tiene que ver mucho con las lecturas racionales de los mensajes cotidianos.


FICHA:

Bladimiro Centeno Herrera (Yunguyo-1970). Estudió Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Actualmente es docente de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Colaborador del diario Los Andes y comentarista de la nueva producción literaria de Puno. En 1995 ganó el Segundo lugar del Concurso Nacional de Cuento y Poesía, organizado por la Municipalidad de Paucarpata en Arequipa. Ha publicado los siguientes libros: El imaginario de la palabra (2003), donde reúne varios artículos de crítica literaria, algunos de los cuales han aparecido en revistas tales como El pez de oro, Revista Universitaria, Apóstrofe, Revista Peruana de Literatura, entre otras más; y Días secretos (2009), maravilloso libro que contiene doce micro-cuentos que el autor ha querido liberar después de varios años de búsqueda expresiva.

19.4.10

CARLOS VÁSCONEZ: “ENTRE EL JARDINERO Y SU RELOJ DE ARENA”


Entre el jardinero y su reloj de arena*

Por: Carlos Vásconez.

La literatura trasciende la ideología, las fronteras nacionales y las conciencias raciales. Y ello se debe a que la condición existencial del hombre es superior a cualquier teoría o especulación sobre la vida. La literatura es una observación universal que abarca los dilemas de la existencia humana. Si algo lo es, se debe a que viene impuesto del exterior: la política, la sociedad, la ética y las costumbres pretenden recortar la fuerza singular de la escritura. Pero hay buenos motivos para el optimismo. La literatura no solo no tiende a desaparecer sino que avanza con estimulantes conquistas de libertad. Jardín de arena, de Cristóbal Zapata, no solo ha nacido sino que propone una evolución de forma atractiva, pues se nota que descansa más en una sucesión de rebeliones y emancipaciones gracias a las cuales su autor logra las condiciones de una literatura autónoma, pura, liberada del funcionalismo político.

No me he cansado de decir que un escritor no puede hablar como portavoz del pueblo o ser un himno o la voz de una clase social o de un movimiento artístico, porque en todos esos casos la literatura deja de ser literatura para convertirse en un simple instrumento de poder. Lo que digo es que un escritor solo se representa a sí mismo y su voz es obviamente débil, pero es precisamente esa voz personal, su voz de pájaro solitario, la que resulta más auténtica.

Cristóbal Zapata, nombre reconocible en el ámbito cultural nacional, nos entrega esta noche un poemario que tiene la contundencia como para ser llamado así. Jardín de arena, homenaje a la sensualidad y a la estética, es además un claro ejemplo de pasión y de calma, de sencillez y de exuberancia, en otras palabras, es un ejemplo vivo, latente, de lo mestizo y la contraposición de términos. Paradójicamente, en “Jardín de arena”, su autor con paciencia clínica busca su voz, acaso su camino por una antigua tradición de sembríos. El título abarca, con sabiduría, lo habitable y lo inhabitable, lo fecundo y lo infecundo. Recordemos que el primer oficio del hombre fue la jardinería, el cuidado minucioso de los seres inanimados, el mantenimiento de la armonía. La arena, en cambio, es incontable, es una suerte de caos organizado, que también puede ser un laberinto (como en aquel cuento de “Las mil y una noches”) o un palacio para el solitario. Al elaborar y reelaborar estos jardines, parafraseando a José Kóser, prologuista de la obra, el autor simboliza la desintegración de todo lo humano y vuelve fértil al desierto; ergo, corrompe los límites, o acaso los amplía.

Resulta fácil pensar, ahora, en la voz de un hombre solitario llamado Franz Kafka, que admiraba a Strindberg, del que decía: «Esa rabia suya, esas páginas obtenidas a puñetazos». Y pienso esta noche en tantas páginas de Joyce o de Pessoa, obtenidas con los puños y cruzadas por el acero del dolor. El hecho de que Pessoa, Kafka y Joyce —paradigmas perfectos del pájaro cantor— recurriesen al lenguaje no respondía a una voluntad, por parte de ellos, de reformar el mundo, pero, pese a ser conscientes de la insignificancia del individuo, dejaron su voz, pues tal es, en definitiva, el duende del lenguaje. Zapata, cuya sensibilidad se evidencia en cada uno de los versos de este poemario, demuestra que sí, que antes escribir era más fácil que ahora, no existía con tanta fuerza la reflexividad sobre el trabajo propio. «Quizá todo comenzó con Flaubert —dice Sebald—, y la manera como se maltrató él mismo escribiendo. Rousseau y Voltaire, en cambio, se lanzaron alegremente a escribir, a seguir adelante, a mejorar la sociedad, a ilustrar». Al releer Jardín de arena, no siento la menor nostalgia de esos tiempos alegres. Encuentro un placer en seguir adelante sin las alegrías, con el erotismo de Cristóbal, con los ángeles / que hacen maromas en sus cinturas… orladas de arabescos. Me divierte, además, amar a la tristeza, a una nostalgia. Cuando casi todo el mundo habla de tragedia y fracaso final de la literatura, yo me limito a sentarme, con la barriga llena y el corazón destrozado porque no todos los tienen así, e imagino al cantor en su jardín.

Hará cinco años que a Cristóbal, para su desgracia, se le ocurrió amistar conmigo. Y puedo afirmar que conocerlo es atreverse a experimentar una aventura, similar al recorrido de estas bien hilvanadas páginas de “Jardín de arena”. Y este viaje es como un barco o una tumultuosa caravana que se dirige directamente hacia el abismo, pero el viajero (que bien pueden ser el poeta o su lector), lo intuimos en su asco, en su desesperación y en su desprecio, quiere salvarse. Lo que finalmente encuentra, como Ulises, como el tipo que viaja en una camilla y confunde el cielo raso con el abismo, es su propia imagen. Henos ante un libro que propone ese viaje y a su autor, Cristóbal Zapata, nuestro barquero, que nos dice entre otras palabras sin odisea ni epopeya, / puedo también acceder a la Nada.

Como todo poemario digno de ser llamado así, éste nace para refundar el mundo. Es un pájaro en la aurora, el candor de la mañana. A pesar de formar parte de la sombra, la ignora, lo que puede terminar por atraerla. En su museo de cera de personajes, si es que se me permite el término, podemos hallar lo helenístico de igual manera que lo suburbial, el sexo desmedido pero siempre emergente desde el tuétano hasta fastuosos templos de la Nada, como el desierto, el mar y el viaje, que los recorre. El azur del espíritu de este Jardín de arena, permite que se muevan en él Ulises, Dionisio, Jorge Carrera, el Destino. He aquí el juego con el hedonismo: con el fetichismo —lo que es ya otro fetiche—, con el voyeurismo, con las ganas de ser, en palabras del viejo Borges al referirse al bardo de Stratford, todos los demás y nadie; el juego con el tiempo, que es la materia de la cual estamos hechos los hombres; el juego con la voz de la inocencia, que es la voz del derroche.

Esta avezada literatura invoca a Eros, verbigracia:

Venus de Agua Dulce, tu primer acto consiste en desnudarte al borde del estuario y elevar una plegaria a Yemayá. Tras este premeditado ritual ejecutas un paso de danza: te recuestas sobre la arena de la playa y nos descubres la arcana belleza de tu concha primorial: valva, vulva, malva.

La plegaria, la plegaria, la plegaria. En este Jardín de arena se la eleva, se la construye como un ser en cuatro etapas, cada una que remarca un sentido vital, “un camino de cerezos en flor”, una “vereda matinal”, una “melodiosa percusión de la luz”. “Poema de adviento” y “Plegaria del fauno”, dos joyas de la literatura contemporánea; asimismo, dos plegarias.

En una sociedad decadente, donde la ética y la estética no son más que recuerdos ajenos, la sensualidad, es decir la voz, la comunicación entre los cuerpos, el erotismo u homoerotismo, enaltecen las gracias mundanales y les dan sentido. La decadencia, entonces, no se da por la pasión sino más bien por su ausencia.

«¿Regresará Dios cuando su creación esté destruida?», se pregunta Elías Canetti. No lo sé, pero soy tan optimista que creo que habrá escritores para contarlo.

No hay una verdadera esperanza que no haya empezado por ser una esperanza desesperada. Todo escritor, me parece, empieza así el largo recorrido de escribir. Estas páginas, este jardín que está para ser leído, donde podemos vivir sin ser regidos por la arena de un reloj que en conteo regresivo nos anuncia nuestro fin, no ceden al olvido, roedor de todo lo humano y celestial, más bien brindan al paladar el exacto sabor del vino y dan al oído tonos tan dulces como el de una cuerda del violín de Paganini, porque el sexo y los libros no nos llevan a ninguna parte, sin embargo son caminos por los que hay que internarse y perderse para volverse a encontrar o para encontrar algo, para encontrar cualquier cosa: lo nuevo, lo que siempre ha estado allí, el primer arado, el dong de nariz luminosa, la filosofía, el jardín perdido. Qué bueno, y esto es un agradecimiento a tanta plegaria, qué bueno, digo, que existan personas como Cristóbal Zapata que, en medio de estas autopistas finisemanales y entre tantas contabilidades automáticas, nos cuenten sus añoranzas de paraíso perdido y sus intimaciones de libertad contradictoria, los variegados números de la poesía.

Cuenca, jueves 11 de febrero de 2010.


* Texto leído el pasado jueves 11 de febrero en la presentación de Jardín de Arena de Cristóbal Zapata en la ciudad de Cuenca - Ecuador. Acompañaron, además del público asistente, el autor y Vásconez, José Córdova y los amigos Alexis Naranjo, Roy Sigüenza, Patricio Palomeque, Galo Torres, Silvia Ortíz y Eugenia Washima.

16.4.10

DEBUT LITERARIO EN CASCAHUESOS EDITORES: “DIVINA DANZA”, PRIMER LIBRO DE POEMAS DE NÉSTOR MÁLAGA CARPIO


Cascahuesos Editores anuncia la publicación de Divina Danza, primer libro del joven poeta arequipeño Néstor Málaga Carpio*. Fieles a nuestro estilo de promover los nuevos valores de la literatura del país, ahora es el turno de este talentoso poeta, quien se suma a nuestro gran catálogo de publicaciones de este año y que será puesto a disposición del público en las próximas semanas. Y para que se vayan deleitando con su creación, aquí les dejamos un adelanto:

Primera deducción:

Qué es nuestra sombra
sino el anzuelo
que lanza nuestro cuerpo
hacia la muerte.


* Néstor Málaga Carpio nació en Arequipa en 1985. En el colegio no ganó ningún concurso de poesía y en la universidad no perteneció a ningún colectivo o grupo literario. Actualmente es Médico Cirujano graduado de la Universidad Católica de Santa María, carrera que nunca se le ocurrió abandonar por la literatura. No le han publicado en revistas de México o España. No lo han antologado, ni traducido al inglés o italiano; pero ha participado en recitales organizados por la Municipalidad Provincial de Arequipa e instituciones culturales como la Alianza Francesa, también de arequipa. Poemas suyos han sido publicados en la revista electrónica El Hablador y en la pagina Web Urbanotopía. Y a pesar de ello, nunca logró conquistar a la chica que quería. Sin embargo, ha descubierto que esta publicación es una forma de estar entre sus manos.

14.4.10

INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN “POÉTICA DEL PAISAJE” DE OSCAR CORCUERA


LA VIDA COMO ARTE


Los paisajes de Oscar Corcuera se reúnen en una exposición organizada por el Museo de Arte de San Marcos y bajo la curaduría de Augusto del Valle.

La pintura de “paisaje” en el Perú, en tanto tema de discusión, sigue siendo un espacio cultural por investigar. Algunos críticos importantes afirman que la pintura de paisaje ha sido un rasgo característico de nuestra plástica, atribuyéndole al Indigenismo un papel protagónico en esta materia. Sin embargo, los cambios sociales, el avance de la modernidad y las nuevas tendencias pictóricas, generaron diferencias en el modo de asumir la pintura en el Perú.

En este sentido, la pintura de Oscar Corcuera se presenta como un documento de época, en la medida que exhibe las huellas de estas discordancias: la preferencia por lo abstracto frente a la defensa de un discurso de lo nacional en el arte. Corcuera apostará por una concepción acerca del sentido de la naturaleza y una experiencia cotidiana que asume el arte como una opción de vida. El trabajo de Corcuera ha podido ser apreciado en exposiciones nacionales e internacionales y se puede disfrutar también en su página web en donde podemos encontrar, junto a sus pinturas, sus grabados y su trabajo como compositor y poeta. Ver su página web.

Poética del paisaje. Antológica de Oscar Corcuera (1950-2000) destaca la producción del artista como una suerte de compromiso vital por convertir en pintura aquello que su percepción le revela y, en esto, su concepción del paisaje es fundamental.

La muestra se inaugura el jueves 15 de abril y podrá ser visitada hasta el 15 de mayo en la Sala Víctor Humareda del Centro Cultural de San Marcos (Av. Nicolás de Piérola 1222, en el Parque Universitario del Centro Histórico de Lima), de lunes a sábado de 10: 00 a.m. a 1:00 p.m. y de 2:00 a 5:00 p.m.

13.4.10

JUEVES 15: PRESENTACIÓN DEL LIBRO “BAJO CERO” DE ZOILA CAPRISTAN, EN EL BAR ZELA


BAR ZELA y VAGÓN AZUL EDITORES

Invitan a la presentación del libro
BAJO CERO
de la escritora ZOILA CAPRISTAN

Presentan:

• Héctor Ñaupari
• Edgar Vasquez

con el acordeón de Pedro Salazar.

Jueves 15 de abril a las 19:30 horas
En el BAR ZELA, (Av. Nicolás de Piérola 961 - Plaza San Martín – Lima)

ENTRADA LIBERADA

WITOLD GOMBROWICZ Y ANDRÉ GIDE


Por Juan Carlos Gómez

La actividad más importante de Gombrowicz en su vida, y casi única, fue escribir. Sin embargo no fue un escritor prolífico, le costaba trabajo pasar de una obra a otra, le costaba también terminarlas, el final le parecía siempre arbitrario. Esta dificultad para asomar la cabeza con sus escritos lo hacía sufrir, no tenemos que olvidarnos que Gombrowicz era más un hombre de ágora que de claustro.

Cuando empezó a colaborar en “Cultura”, la revista más importante de la emigración polaca publicada en París, con algunos fragmentos de “Transatlántico”, se le dio por escribir unos artículos en forma de diario que le gustaron al redactor: —Este género le va bien, ¿no querría usted continuar?

“Un amigo me había prestado el ‘Diario’ de Gide en francés. Witold se mostraba desdeñoso con respecto a Gide: —Ese francés y sus historias de homosexuales. Como no había leído casi nada de él, hablaba más bien de la idea que se había hecho. Insistí para que leyese el ‘Diario’, y al final fui yo el que no pudo terminar el libro porque Witold no quería separarse de él. Sus comentarios se referían a la significación de diario como género literario. Descubrió un nuevo modo de expresión, un instrumento, y reflexionaba sobre el modo de utilizarlo. Leyó el ‘Diario’ de Gide en la posición de escritor, es así como él leía siempre, como creador, como artista. Esta lectura le despertó la idea de escribir su propio ‘Diario’, tan distinto, sin embargo, al de Gide”.

Este relato del Esperpento pone al descubierto que los inconvenientes que tenía Gombrowicz para cerrar la obra y André Gide dieron nacimiento a sus diarios.

Dos de los reproches más frecuentes que suelen hacerle a Gombrowicz son los de su falta de sinceridad y su histrionismo, cargos que son más bien aplicables a sus diarios que a su obra artística. Sin embargo, hay que decir que los diarios de Gombrowicz tienen una génesis particular. En efecto, los empieza a escribir porque, según lo sentía él, su empleo de bancario le impedía emprender proyectos literarios de mayores alcances. Comienza a publicarlos cuando todavía no había alcanzado la celebridad pero, lamentablemente para Gombrowicz, la gente sólo compra diarios de escritores famosos.

“Posiblemente sea injusto y algo cruel que mi alta vocación haya estado marcada por una falta de ilusiones tan terrible, por una lucidez tan implacable que me persigue todo el tiempo […]”.

“La ira que me acomete cuando pienso en un artista como Gide, ¿no estará relacionada con el hecho de que él, a pesar de todo, era capaz de leerle a alguien un texto suyo sin esa desesperante sospecha de estar aburriendo? También pienso que un poco de conciencia de lo que llamamos la importancia social del artista me hubiera sido más conveniente que esta certeza mía de ser socialmente un cero, un marginal”.

Tuvo que vencer inconvenientes importantes para continuar el desarrollo de este género literario durante diecisiete años (1953-1969), diez en la Argentina y siete en Europa.

“Además yo…, con mi vida… Si se suprimiera del ‘Diario’ de Gide toda la parafernalia de nombres ilustres, imagino que perdería buena parte de sus clientes. Yo me veía en el café Rex con Eisler, a quien conseguía sacar algunas monedas ganándole al ajedrez. Mi vida secreta no poseía la fuerza ni el color que nutren las memorias de los vagabundos auténticos”.

Las cosas cambiaron radicalmente cuando se mudó a Europa, allá empezó a comportarse como un mutante, como esos vegetales que adquieren el tamaño del lugar donde los transplantan. Quizás lo que ocurrió fue que se convirtió en una persona seria, en un adulto, en un inmaduro viejo.

“[…] hoy, por ejemplo, me levanté a las 9 (me levanto temprano) desayuné […] me puse a escribir una nota política (pues la grandeza me obliga a tomar la palabra en asuntos de excepcional importancia)”.

De apuro, también, se tuvo que construir un pasado familiar, un árbol genealógico (dibujado ya lo tenía, lo había desarrollado en sus horas de ocio mientras que fingía que trabajaba en el Banco Polaco), pues la fama lo obligaba a esclarecer su pertenencia a una familia de linaje noble, según lo imaginaba Gombrowicz.

En el Rex nos decía que no podía comprender cómo Gide podía hacer tantas cosas en el mismo día: —Yo apenas tengo tiempo de escribir un par de renglones y comerme un sandwichito.

Sus historias con Gide comenzaron en el año 1928, con su primer viaje a París, cuando se hizo amigo de Jules, un joven de una cultura muy refinada que conocía a Gide y lo visitaba en la casa que tenía en la isla de Cuverville. Treinta y seis años después Gombrowicz vuelve a visitar con su imaginación a André Gide.

“En Royaumont, cerca de París, pasé tres meses. Después huí del otoño, primero a la Messuguier, en las proximidades de Cannes. Alquilé la habitación donde antaño había vivido Gide. Mi senda sigue por fin la huella de los hombres que conozco bien desde hace años, como si los alcanzara físicamente post mortem, y siento en mí una voz que dice: estabas desterrado”.

De Jules no se sabía a qué debía ese honor que le dispensaba Gide, si a su catolicismo, a su talento literario o a su tez melocotón, ya que Gide poseía una naturaleza tan universal como sorprendente. Tenía un gran entusiasmo por los asuntos del espíritu, no faltaba a ninguno de los grandes conciertos ni a ninguna exposición importante.

“Un día fuimos al circo con Jules y las payasadas de dos clowns nos parecieron divertidas: —¿Por qué no traes aquí a Gide para que descanse un poco de sus obras maestras?; —Me gustaría, pero si se pone a llorar…; —¿A llorar? Será de risa; —No. Él siempre llora cuando algo le gusta mucho. Es capaz de deshacerse en lágrimas mirando la mejor comedia precisamente porque es buena y divertida. Me pareció grotesco y comencé a burlarme de Gide, al fin y al cabo no era la primera vez, pero Jules se ofendió”.

En el año 1960 un diario de Berlín Oeste, el “Tagesblatt”, publicó una encuesta internacional a la que respondieron treinticinco grandes maestros de la literatura. Les preguntaron cuáles eran los cinco escritores que más habían influido en ellos. Entre los interrogados estaban Herman Hesse, André Breton, John Dos Passos, Georg Lukácz. Gombrowicz también figuraba en esa lista, aún vivía en Buenos Aires, acababan de traducirlo al alemán y su fama europea crecía semana a semana, en medio de la más ciega indiferencia argentina. Gombrowicz incluyó en el quinteto de los grandes maestros de la literatura a Dostovieski, Nietzsche, Thoman Mann, Alfred Jarry y André Gide.

“André Gide. Los Diarios. Tal vez porque yo también escribo un Diario… y sólo Gide ha emprendido con seriedad la elaboración de este género tan amplio y tan existencial, que habrá de prevalecer, sin duda, sobre el relato contemporáneo”.

A mí me parece que entre Gide y Gombrowicz hay algo más, algo más que pasa por el camino de Sartre: las cuestiones del acto gratuito y de la representación de los sentimientos.

Para Sartre, sea como fuere, siempre hay que elegir, y si no se elige también se elige. Sartre tiene la costumbre de poner ejemplos, es una costumbre que tienen todos los pensadores que comprenden claramente lo que dicen y se sienten seguros aunque simplifiquen la expresión de sus ideas. El hombre es un ser sexuado que puede tener relaciones con seres del otro o del mismo sexo, puede tener hijos o no tenerlos, la elección que haga lo hace responsable y lo compromete con la humanidad entera.

Aunque ningún valor a priori lo determina, su elección no tiene nada que ver con el capricho. Gide teoriza sobre el acto gratuito porque no sabe lo que es una situación, él obra por simple capricho.

Y aquí Gombrowicz se pone de parte de Gide, el acto de elegir es para él una nebulosa de la que no puede surgir ninguna responsabilidad.

Pero la cuestión más importante era la de la representación de los sentimientos, y en esto estaban de acuerdo los tres: Gide, Sartre y Gombrowicz.

Cuando un discípulo le pide consejo a Sartre durante la guerra sobre si tenía que quedarse con la madre o enrolarse en la Resistencia, el filósofo hace una serie de reflexiones.

El hijo puede saber si quiere más a la madre sólo si se queda junto a ella, no lo puede saber antes. No puede determinar el valor de este afecto sino con un acto que lo ratifique y defina. Pero el hijo le pide al afecto que justifique el acto, entonces se encuentra encerrado en un círculo vicioso.

“Gide ha dicho muy bien que un sentimiento que se representa y un sentimiento que se vive son dos cosas casi indiscernibles: decidir que amo a mi madre quedándome junto a ella o representar una comedia que hará que permanezca con mi madre, es casi la misma cosa. Dicho de otro modo, el sentimiento se construye con actos que se realizan; no puedo pues consultarlo para guiarme por él. Lo cual quiere decir que no puedo ni buscar en mí el estado auténtico que me empujará a actuar, ni pedir a una moral los conceptos que me permitirían actuar”.

Quien conozca bien a Gombrowicz sabe que podría haber puesto su firma debajo de estas palabras de Sartre, la idea de la representación de los sentimientos es el centro de gravedad alrededor del cual giran las ideas de Gombrowicz. Gide le dio entonces más que un modelo para escribir los diarios, él también creía que los sentimientos empiezan a existir cuando se representan.

MAÑANA EN VÍSPERA DEL DÍA DEL POETA: FOGATA Y TERTULIA EN HUANCAYO


La Dirección Regional de Cultura de Junín invita a celebrar el Día del Poeta peruano. Será una fiesta en ardiente tertulia a partir de las 7:00 p.m.

10.4.10

NUEVA PUBLICACIÓN EN CASCAHUESOS EDITORES: ‘CORTOMETRAJE’ DE YURI VÁSQUEZ, PREMIO COPÉ DE CUENTO 1994


Cascahuesos Editores informa:

Nos complacemos en informarles que, tras un paciente seguimiento, hemos conseguido extraer de la prolífica obra inédita del escritor arequipeño YURI VÁSQUEZ el primer volumen de cuentos Cortometraje, el mismo que será lanzado al mercado en las siguientes semanas con el propósito de ponerlo en consideración del gran público lector.

YURI VÁSQUEZ nació en Arequipa en 1963. Es abogado de profesión y se desempeña como abogado liberal e independiente, así como asesor legal en la esfera de la Empresa privada. Tiene, además, estudios de Maestría en la especialidad de Derecho Penal. Es uno de los más importantes animadores de la narrativa arequipeña de los 90, destacándose por su gran proyección literaria al haber obtenido el primer lugar en la Bienal de Cuento del premio COPÉ de 1994 con el cuento “Cuando las últimas luces se hayan apagado”, y haber sido recientemente finalista en la II Bienal de Novela «Premio COPÉ Internacional 2009» con su libro El nido de la tempestad (Subterráneos). También ha obtenido el Primer lugar en el III Concurso Nacional de Cuento con “La vida detrás de un Biombo” (1993), y el Tercer lugar en el IV Concurso Nacional de Cuento con “Blues en la noche” (1994), ambos organizados por la Municipalidad Distrital de Paucarpata en Arequipa.

Cuenta con una abundante obra inédita, conformada por los libros de cuentos Los imaginados, Témpanos y Kamikazes y las novelas Los últimos dioses del opio, Abel y la mujer desnuda, y La inmensidad, la misma que se encuentra en pleno proceso de preparación. Ha recibido palabras elogiosas en estudios críticos de la nueva narrativa peruana por parte del prestigioso crítico literario Ricardo González Vigil. Y no obstante, su renuente actitud a publicar, debido al apoyo y por recomendación de los pocos que conocen su obra, todos estos libros se publicarán próximamente.

«YURI VÁSQUEZ es la clase de escritor que no se conforma con la frase cumplidora. Por alguna razón, está condenado a buscar la expresión plena, aquella que no se resume en la oración ni en el párrafo ni en el texto mismo, pues se trata de una búsqueda más ilusoria que fáctica y, por su intrincado derrotero, destila más contrariedad que satisfacción. […] La violencia, el sexo y el poder, que en el fondo tienen la misma materia viscosa en Cortometraje, cobran particulares brillos en cada uno de los catorce cuentos, obligando a que el carácter realista, insólito, fantástico o metaficcional de uno u otro pase a un rotundo segundo plano. Quienes esperábamos este libro no nos queda sino celebrar su aparición», ha dicho, entre otras cosas, JOSÉ DONAYRE HOEFKEN, respecto a este primer texto.

Cortometraje será presentado en las próximas semanas: el día 25 en la ciudad de Lima y el 30 en Arequipa.

9.4.10

DESDE ESTE SÁBADO 10: TALLER “LABORATORIO DE ESCRITURA” A CARGO DEL POETA MAURIZIO MEDO


Taller “LABORATORIO DE ESCRITURA” A cargo de MAURIZIO MEDO*

Fecha: desde este sábado, 10 de abril de 2010
Hora: 9:00 - 12:00
Lugar: Auditorio CCPNA de Arequipa - Melgar 109
Duración: 3 meses, todos los sábados
Inscripciones: Caja CCPNA

*Ver facebook.

8.4.10

PRESENTACIÓN DEL POEMARIO “SAGA ERRANTE” DE IVÁN YAURI


El nuevo poemario de Iván Yauri se presentará en la Casona

La Biblioteca España de las Artes del Centro Cultural de San Marcos —que dirige el reconocido poeta Arturo Corcuera— ha organizado la presentación del poemario “Saga errante”, nueva entrega del poeta cusqueño Iván Yauri.

Junto al autor estarán los poetas Arturo Corcuera y Leoncio Bueno, quienes tendrán a su cargo los comentarios acerca del poemario. Asimismo, se contará con la participación artística de Piero Bustos, Chano Díaz Límaco y Edgar Santiago Quispe.

La cita es este viernes 9 de abril a las 7:00 p.m. en la sala Alberto Flores Galindo de la Biblioteca España de las Artes del Centro Cultural de San Marcos (Av. Nicolás de Piérola 1222, en el Parque Universitario del Centro Histórico de Lima).

7.4.10

JUEVES 08: REINICIO DE LOS JUEVES DE BOHEMIA EN TACNA CON EL POETA CHILENO JAVIER NORAMBUENA


Estimados amigos: abril, mes literario; qué mejor momento para volver con los JUEVES DE BOHEMIA en el Café Zeit de Tacna. Empezamos con un invitado internacional que llega desde Santiago de Chile, Javier Norambuena, una de las nuevas voces de la poesía chilena. Con él platicaremos sobre su poesía y su vocación literaria, la relación de Norambuena con el Perú y, sobre la novísima poesía chilena, que es su tema de investigación desde hace algunos años, pasando luego a la lectura de sus textos y el intercambio de opiniones con el público asistente.

Los esperamos este jueves 08 de abril en el Café Zeit, calle Deustua nº 150 (frente al RENIEC), a las 7:30 p.m.

El ingreso es totalmente libre.

Abrazos, William Gonzalez

SOBRE LA ENTREGA DE “EL SABER DE LAS ROSAS” A ENRIQUE VERÁSTEGUI, Y LA PRESENTACIÓN DE “POETAS DEL ASFALTO Nº 60”


Como ya sabemos, el pasado 25 de marzo se realizo la entrega del manuscrito original del libro inédito El saber de las rosas del poeta Enrique Verástegui, perdido hace más de 10 años. El evento se llevó a cabo en un conocido bar del centro de Lima y fue acompañado de la presentación de la revista nº 60 que “loz poetas de azfalto” publican periódicamente. Acompañaron en la mesa Gabriel Ruiz Ortega (encargado de presentar la revista), Giuliana Llamoja (publicada en este número), así como Ángel Izquierdo Duclós (librero viejo que halló el libro y artífice de la entrega). Se puede tener acceso a imágenes del evento a través de varios videos filmados esa noche, y entre los más interesantes se puede ver este video de la presentación de la revista y estos dos subsiguientes en el que se hace entrega del manuscrito al mismo Enrique (video 1 y video 2). También hay algunas fotografías publicadas en el blog de Loz poetas de azfalto.

A continuación les dejo un breve texto sobre el manuscrito de EV que el poeta Ybarra iba a leer esa noche, pero como él mismo dice en la introducción, por fuerza mayor no pudo asistir:


EL LIBRO ENCONTRADO DE VERÁSTEGUI SOBRE “EL SABER DE LAS ROSAS”. ENSAYOS SOBRE EL ALMA EN LA SOCIEDAD TECNOLÓGICA (I)


Les dejo este texto que debió ser leído en la ceremonia de encuentro de libro con Enrique Verástegui, y al cual, por razones de fuerza mayor, no pude asistir:

Hace unas noches celebramos el reencuentro del texto primordial “El Saber de Las Rosas” con su autor, el poeta Enrique Verástegui. Un rescate que nos hace recordar a otros libros recuperados de una u otra forma (evito los ejemplos para evitar cualquier tipo de suspicacias o asociaciones). Y es que este libro, El Saber de las Rosas, ensayos sobre el alma en la sociedad tecnológica —como su autor apunta— ha tenido como ambición (algo desmedido, por cierto) “fundar la espiritualidad, el pensamiento y las matemáticas peruanas”.

Poco más de una década ha pasado desde que este libro inédito se perdiera en los vericuetos de nuestra ciudad capital. Mucho se ha dicho sobre este libro, desde los escépticos que negaban su existencia hasta los que acusaban (sin razón) de apropiación ilícita a personas extrañas a la literatura. No sabemos cuáles fueron las causas exactas por las (o en las) cuales este libro se extravió, tampoco sabemos los motivos ni los detalles exactos de cómo fue a parar a La Parada llevado por un reciclador, posiblemente en un triciclo entre televisores viejos, cachivaches y objetos en desuso, cerrando un círculo de casi cuarenta años cuando el joven Verástegui apuntó en En los Extramuros del Mundo los siguientes versos en su poema “Primer Encuentro con Lezama”:

Yo habito más que el infierno
y debo caminar pudriéndome por quedar bien contigo mientras vamos paseando por Tacora
entre prostitutas y ladrones
que no logran robarnos nada porque nada tenemos pero tenemos hambre y comemos ciruelas
y corremos fugándonos sin cancelar la cuenta

····················En los Extramuros del Mundo. Edit. Milla Batres, 1972, p. 9,

Y fue en la Tacora, entre prostitutas y ladrones, entre restos de comida y objetos en desuso, que este extenso ensayo, El saber de las Rosas, apareció.

No podemos dejar de anotar que el descubridor fue el, también, poeta, Ángel Izquierdo Duclós, sabedor de la valía que implica la pérdida de un escrito y su posterior recuperación (ha encontrado también las primeras ediciones de Trilce, Poemas Humanos, 5 metros de poemas, etc.), quien ante el hallazgo sólo pensó en entregar el manuscrito a su autor. Desde el día en que se notificó el aparecimiento del libro hasta el día de su entrega muchos han intentado comprar o acceder al texto de alguna manera. No obstante, Ángel, haciendo honor a su nombre ha cuidado de El Saber de las Rosas, a capa y espada, soy testigo de excepción de ello. Entonces, hecho la recuperación del texto, queda el material a disposición de los editores. Los amigos de Enrique Verástegui y el poeta agradecen la atención. (Este blogger se ha enterado que el libro seguirá su normal curso de edición en el que fue dejado en 1998).

Como añadido a este descubrimiento anoto el índice de este extenso ensayo que se divide en dos grandes capítulos y un anexo. Como se lee, algunos ensayículos ya han sido publicados, otros son totalmente inéditos (cabe anotar que faltan tres acápites que no aparecen en el índice y que debería ser de 36 puntos):

I.-YACHAY HANAY

1.- Yachay Hanay. Ensayo sobre el Alma
2.- Diez tesis sobre el principio de Dios.
3.- Técnica para convocar espíritus y levitar.
4.- Allegro.
5.- Admonición del demonio.
6.- El alma según el Popol Vuh.
7.- Ensayo sobre la felicidad.
8.- Ensayo sobre Heráclito.
9.- Teología del orgasmo.
10.- Ensayo sobre la juventud.
11.- Diario de Arequipa.
12.- Diario de Cerro Azul.
13.- Diario de Menorca.
14.- Diario Cinematográfico.
15.- Diario de Filmación.
16.- Sociedad para la liberación de las rosas.
17.- Siete teoremas angélico/matemáticos.

II. PRINCIPIOS DE POESÍA

18.- Apocalipsis
19.- La poesía del cuerpo.
20.- Principios de Poesía.
21.- El modo de expresión de la página.
22.- Poesía y estructura socio-cultural.

ANEXO: ACORDES PARA UN ESTUDIO DE LA POESÍA PERUANA DEL SIGLO XX

23.- Eguren: el concepto de la muerte.
24.- Tesis a partir de/sobre Vallejo.
25.- El quechua y la conciencia de la belleza.
26.- Martín Adán: aventura y sabiduría.
27.- Rose: trovador del verano y del amor.
28.- Eielson: imaginación y soledad.
29.- Un flor en revuelta, cf. Abolición de la muerte.
30.- El papel de la conciencia en la generación del 50.
31.- Javier Heraud y la poesía de la lucha armada.
32.- Breve informe (alegórico) de los años 60/70: una poética.
33.- Tempestad de seda.

4.4.10

REVISTA “S/N: NEWWORLDPOETICS” DE CHARLES BERNSTEIN & EDUARDO ESPINA (EDITORES)


S/N: NewWorldPoetics es una revista cuatrimestral dedicada a la poesía y poéticas de las Américas, como asimismo a promover el diálogo entre Sur y Norte [S/N]. En cada número publicaremos poemas y poéticas en traducción al inglés o español, presentando a los lectores de Norte América la poesía de América Latina, y viceversa. Nuestro compromiso es con las poéticas de invención y exploración. Esto también define nuestra concepción de la traducción, a la cual no vemos como una simple mediadora sino como una forma de arte por sí misma. S/N presentará obras que desafían las convenciones pre-existentes sobre la poesía, aunque no necesariamente a la manera predecible de las vanguardias, la bohemia, o la disidencia. La poesía y poéticas que publicaremos están pensadas y concebidas para inaugurar nuevos entendimientos de la invención poética y de la exploración formal, en obras que son tan salvajes e impredecibles como Nuestras Américas.

S/N: NewWorldPoetics is a quarterly journal dedicated to the poetries of the Americas and to South/North [S/N] dialog. In each issue we will publish poetry and poetics in English or Spanish translation, introducing North American readers to Latin American poetry and vice versa. Our commitment is to a poetics of invention and exploration. This also defines our approach to translation, which we see not as an expedient but as an art form in itself. S/N will present work that challenges received conventions about poetry and poetics-but not necessarily in the predictable ways of the avant-garde, bohemian, or dissident. The poetry and poetics we present is meant to open up new understandings of poetic invention and formal exploration, in works that are as wild and unpredic! table as Our Americas.

S/N I: 1

Charles Bernstein
Eduardo Espina
Oliverio Girondo
Robert Creeley
José Kozer
Marjorie Perloff
Heriberto Yépez
Carlos Germán Belli
Harryette Mullen
Tom Raworth
Roberto Echavarren
Tan Lin
S/N (home)
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